Patologías

La Angiología y Cirugía Vascular es la especialidad médica dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan a los vasos: venas, arterias y linfáticos.

La Angiología y Cirugía Vascular es la especialidad médica dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan a los vasos: venas, arterias y linfáticos.

La Angiología y Cirugía Vascular es la especialidad médica dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan a los vasos: venas, arterias y linfáticos.

La Angiología y Cirugía Vascular es la especialidad médica dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan a los vasos: venas, arterias y linfáticos.

La Angiología y Cirugía Vascular es la especialidad médica dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan a los vasos: venas, arterias y linfáticos.

Las enfermedades vasculares más frecuentes son relacionadas con las venas de las piernas (varices, arañas vasculares, trombosis venosas), causando frecuentemente problemas estéticos significativos.

Sin embargo, la Angiología y Cirugía Vascular se ocupa también del tratamiento de muchos otros problemas, aunque menos frecuentes, potencialmente muy graves: úlceras en cualquier localización de mala evolución, oclusión de las arterias, dilatación y aneurismas arteriales, linfedema, accesos para hemodiálisis y quimioterapia, … En Angiogrup, ofrecemos un abordaje integral diagnóstico-terapéutico para todas ellas.

Se excluyen de nuestra especialidad algunas enfermedades de órganos muy específicos (como los vasos intracraneales o coronarios).

a. Varices de las extremidades inferiores

¿Qué es una variz?
Es una vena superficial dilatada y tortuosa que funciona de forma anormal. En su evolución, puede presentar complicaciones como trombosis, hemorragia, trastornos en la piel o úlceras; se trata de un trastorno que denominamos insuficiencia venosa crónica. Puede provocar o empeorar síntomas como dolor, sensación de pesadez o calambres en las piernas.

En condiciones normales, la sangre venosa se dirige hacia el corazón. Cuando hay varices, la circulación venosa “se desordena”. La sangre circula de forma anómala. Se produce lo que llamamos trastorno hemodinámico. Estas alteraciones son las que hacen que aparezcan o se agraven las molestias y síntomas que acompañan a las varices: pesadez, dolor, hinchazón, pigmentación, etc.

Las varices consisten en la dilatación del sistema venoso superficial de las piernas. Es una afección muy común, tanto en los hombres como en las mujeres y su solución quirúrgica es relativamente sencilla siempre que el sistema venoso profundo se halle indemne. Por ello se efectúa un estudio personalizado en cada caso mediante Eco-Doppler de la extremidad.

¿Cuál es el tratamiento?
El objetivo de la cirugía es solucionar los trastornos hemodinámicos que provocan las varices y eliminarlas. De este modo se consigue la reducción de las molestias que provocan, evitando las posibles complicaciones. Según la técnica quirúrgica, las venas principales superficiales pueden “reordenarse”, quitarse o anularse.

Cuando las venas afectadas son de pequeño calibre, pueden tratarse mediante esclerosis (ver el apartado Varículas y Telangectasias). Sin embargo, cuando estas varices son de mayor tamaño y/o están también afectas las venas superficiales principales (safenas interna o externa, …), el tratamiento habitualmente es quirúrgico. Existen diversas opciones quirúrgicas (flebectomías simples, CHIVA, Stripping, Radiofrecuencia), que adaptamos a cada caso.

Cada técnica tiene sus ventajas e inconvenientes , es por ello que no hay una técnica mejor que otra, sino que cada técnica puede ser la mas adecuada para cada caso.


b. Varículas y Telangiectasias

Una afección muy común consiste en una clase de pequeñas varices llamadas microvarices. Estas venitas recorren las piernas formando ramificaciones muy finas, como filamentos de escoba o arañas vasculares, de color rojo o azul. A menudo se asocian con pequeñas molestias como hormigueos o pinchazos y también sensación de cansancio. Generalmente no se consideraran patológicas sino puramente estéticas (porque “solo” afean las piernas), y frecuentemente la persona que las sufre intenta disimularlas con bronceados, medias, etc. Ahora ya no tiene que resignarse a padecerlas puesto que existen tratamientos eficaces.

¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento que efectuamos es la crio-esclerosis, que consiste en la introducción en la variz, mediante unas agujas muy finas, de una sustancia a una temperatura de 30 grados bajo cero que provoca el colapso y posterior desaparición de la vena tratada.

En función del tamaño de la vena si estas son un tamaño de 1 Mm o superior el tratamiento que se efectúa es con micro espuma , que consiste en una mezcla de aire con un producto esclerosante con el fin de aumentar su volumen y a si producir en relleno de toda la vena , con lo que produce una irritación de la pared del vaso que evoluciona al fibrosis y posterior absorción o eliminación.


c. Piernas cansadas, síndrome de las piernas inquietas

Muchas personas sufren dolores difusos en las piernas, pesadez, cansancio o imposibilidad de estarse quieto necesitando constantemente mover las piernas. Todas estas molestias pueden tener causas muy distintas, como la insuficiencia venosa, edemas de estasis, patología linfática, alteraciones hidroelectrolíticas, problemas mecánicos de los pies o las extremidades inferiores, entre otros. Según su causa, podremos ofrecer distintos tipos de tratamientos.

Para su correcto diagnóstico y tratamiento, el primer paso necesario una visita especializada y una valoración exhaustiva.


d. Trombosis venosa

La trombosis venosa es una enfermedad muy frecuente y con consecuencias potencialmente graves. Se trata de la formación de un coágulo en el interior de una vena. Existen dos tipos de trombosis venosa: la trombosis venosa superficial (o varicoflebitis) y la trombosis venosa profunda. En el caso de trombosis venosa superficial, el coágulo se forma en una vena superficial (en varices previas, safena interna o externa, u otras venas no profundas). Aparece un cordón indurado sobre la vena superficial, rojo, doloroso, con signos inflamatorios alrededor. Es frecuente en pacientes con varices previas no tratadas. Raramente produce complicaciones graves, aunque son frecuentes las molestias locales (dolor, rubor, calor). Mediante un estudio con Ecografía-Doppler, se puede diagnosticar su extensión y constatar si existe además afectación del sistema venoso profundo.

En la trombosis venosa profunda, el coágulo aparece en venas profundas (venas gemelares, poplítea, femoral, ilíaca, cava, subclavia, axilar, humeral, etcétera). Habitualmente se asocia a dolor e hinchazón importante de la extremidad, más frecuentemente en la extremidad inferior (pierna), de brusca aparición, dolorosa. En algunos casos se puede asociar a un tromboembolismo venoso, es decir, la movilización de este trombo desde la extremidad hasta otros territorios venosos, habitualmente el pulmón (TEP: tromboembolismo pulmonar). En estos casos es frecuente la aparición de dificultad al respirar (disnea) y dolor en el pecho o en el costado. Esta complicación puede tener consecuencias graves, según la afectación del pulmón u otros territorios, y un diagnóstico precoz y tratamiento urgente pueden evitar dichas complicaciones o disminuir sus consecuencias.

Además, la trombosis venosa profunda puede producir una lesión irreversible de las válvulas de esta vena (síndrome postflebítico), produciendo a largo plazo una hinchazón o edema crónico de la extremidad, con la aparición de signos de insuficiencia venosa crónica que pueden variar desde leves-moderados hasta casos graves. De nuevo, un diagnóstico y tratamiento precoces pueden disminuir las consecuencias de esta complicación.

Las trombosis venosa pueden afectar a distintos tipos de pacientes, tanto aquellos con varices (trombosis venosa superficial) como aquellos pacientes de mayor edad, con dificultad a la movilización o periodos de inmovilización, trombofilias o procesos neoplásicos o cancerosos, entre otros (trombosis venosa profunda).


e. Estudio de trombofilias

Las trombofilias son un grupo de enfermedades que se caracterizan por aumentar el riesgo de trombosis tanto venosas como arteriales. Habitualmente se deben a trastornos en la cadena de coagulación u otros factores que intervienen en ésta. Los pacientes que sufren este tipo de enfermedades sufren habitualmente trombosis venosas tanto superficiales como profundas de repetición, tromboembolismos pulmonares, trombosis arteriales agudas, infartos agudos de miocardio o trombosis en otros territorios vasculares.

Éste es un estudio que se realiza mediante una extracción de sangre, y se estudian las enfermedades más conocidas que causan trombofilia.


f. Control de anticoagulación (Sintrom, heparina de bajo peso molecular)

Aquellos pacientes que requieren un tratamiento anticoagulante prolongado (por trombosis venosa, trombofilia, isquemia crítica de extremidades inferiores u otras patologías vasculares), habitualmente requieren tomar medicación vía oral: Acenocumarol (Sintrom), nuevos anticoagulantes orales (NACO) o medicación subcutánea (HBPM: heparina de bajo peso molecular). Estas medicaciones requieren un estricto control de las dosis y efectos, que realizaremos de forma estrecha en nuestras consultas.
Las úlceras son soluciones de continuidad de la piel, es decir, lesiones abiertas de la piel con pérdida de sustancia. Son muy frecuentes en las piernas, y se pueden deber a muchas causas distintas (problemas de circulación venosa o arterial, diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades autoinmunes, traumatismos, etcétera). Su correcto diagnóstico, identificación y tratamiento de su causa, curas estrictas de la úlcera dependiendo del tipo y causa, así como un estrecho seguimiento, son los principales factores para lograr un éxito en la curación de las úlceras.

a. Úlceras varicosas y postflebíticas
b. Úlceras hipertensivas y autoinmunes
c. Úlceras diabéticas
d. Úlceras isquémicas
e. Otros tipos de úlceras
a. Arterioesclerosis y arteriopatía degenerativa

Debido a la edad, tabaquismo, diabetes mellitus, aumento de los niveles de colesterol en sangre, hipertensión arterial y otros factores de riesgo, las arterias de nuestro organismo tienden a envejecer. Este envejecimiento arterial consiste en el depósito e infiltración de sustancias lipídicas y calcio en las arterias de mediano y gran calibre, también conocido como arteriosclerosis o arteriopatía degenerativa. Provoca una reacción inflamatoria y migración de células lisas de la pared arterial, que van produciendo estrechamientos de la luz arterial. Estos engrosamientos se denominan placas de ateroma.

Pueden afectar a todos los territorios del organismo, pero con especial predilección por las arterias del corazón (coronarias), de las piernas (arteriopatía periférica), carótidas y arterias cerebrales y viscerales.

Su diagnóstico de forma precoz permite establecer tratamientos que previenen o enlentecen su progresión (control de los factores de riesgo, mediación antihipertensiva, antiagregante, control de los niveles de azúcar y colesterol en sangre, etcétera), así como vigilar su posible progresión. Según la clínica o molestias que produzcan estas lesiones arteriales, también se puede modificar el tratamiento médico, y en algunos casos requerir tratamientos más agresivos.


b. Enfermedad arterial periférica

Es la manifestación de la arteriosclerosis en las extremidades inferiores (normalmente en las piernas). Habitualmente produce una claudicación intermitente: la persona que sufre esta afección aqueja un dolor cuando anda, corre o sube escaleras, habitualmente en las pantorrillas. Este dolor se debe al déficit de aporte sanguíneo arterial al músculo cuando se realiza un ejercicio físico. Al detener el ejercicio, este dolor desaparece, permitiendo otra vez andar, y reapareciendo de nuevo con el ejercicio (claudicación intermitente). Esta enfermedad también se conoce como la enfermedad del escaparate, por obligar a la persona que la sufre a detenerse cuando anda, y en muchos casos mirar escaparates para disimular esta dificultad a la marcha.

La claudicación intermitente es una afectación leve de la enfermedad arterial periférica (grado II). Cuando esta enfermedad progresa, puede producir claudicación cada vez a más cortas distancias hasta producir dolor sin caminar (grado III), o incluso puede producir lesiones isquémicas o heridas en el pie (grado IV). En estos grados avanzados existe un riesgo real de pérdida de la extremidad, por lo que requiere habitualmente intervenciones quirúrgicas para aumentar el aporte arterial a la extremidad inferior (cirugía endovascular o abierta mediante revascularización directa).


c. Isquemia aguda La isquemia aguda consiste en el déficit de aporte de sangre arterial a una extremidad de forma brusca. Habitualmente se produce por la movilización de un coágulo desde el corazón (en pacientes que habitualmente sufren arritmias cardíacas) o por la oclusión de arterias previamente enfermas, en las extremidades inferiores o superiores, aunque puede afectar a cualquier parte del organismo o ser de otras causas.

Produce de forma brusca una sensación de frialdad, dolor, palidez, pérdida de movilidad y sensibilidad en esa extremidad. Si no se restablece de forma urgente el aporte sanguíneo, puede derivar en consecuencias irreversibles e incluso comprometer la viabilidad de esa extremidad. Por ello, es una urgencia y se debe consultar a un especialista en la mayor brevedad de tiempo posible. Su tratamiento habitualmente consiste en una intervención quirúrgica para quitar dicho coágulo y restablecer el flujo arterial en la extremidad.


d. Arteriopatía renal y accesos vasculares para hemodiálisis

Los pacientes que sufren arteriosclerosis en las arterias renales, pueden aquejar hipertensión arterial de difícil control (usando varios medicamentos anihipertensivos) o insuficiencia renal progresiva, entre otros. En cada caso se valorará la presencia de estas lesiones (mediante eco-Doppler, requiriendo en algunos casos estudios de resonancia magnética, AngioTC, u otros métodos), y la necesidad de tratamientos adicionales o revascularizaciones renales.

Ya sea por arteriosclerosis u otras causas muy variadas, algunos pacientes sufren una insuficiencia renal terminal, que en algunos casos requiere la realización de hemodiálisis periódicas para suplir la función del riñón dañado. Para realizar las sesiones de hemodiálisis, se requieren accesos vasculares, es decir, vías de comunicación con el sistema vascular para poder extraer sangre, depurarla mediante los sistemas de hemodiálisis y devolverla al sistema circulatorio. Estos acesos vasculares se pueden realizar mediante catéteres venosos centrales, fístulas arteriovenosas o prótesis arteriovenosas, habitualmente colocadas en los antebrazos o brazos. En cada caso se valorará la situación del paciente, buscando la mejor opción de hemodiálisis, evaluando el sistema venoso y arterial mediante exploración física y examen eco-Doppler exhaustivo y determinando el mejor acceso a realizar. En caso de producir-se problemas en estos accesos vasculares (disfunción de catéteres venosos centrales, fístulas o prótesis arteriovenosas, recirculación, sangrado, venomas o pseudoaneurismas, etcétera), se pueden habitualmente reparar, requiriendo un examen detallado de cada caso.


e. Arteriopatía carotídea y enfermedad cerebro-vascular

Consiste en la afectación arteriosclerótica de las arterias que irrigan el cerebro (carótidas y vertebrales). La afectación de estas arterias es una causa frecuente de embolias e infartos cerebrales, que se puede producir por dos mecanismos: embolia arteria-arteria (parte de la placa arteriosclerótica carotídea se desprende y se impacta en el cerebro, produciendo una isquemia del mismo) o hemodinámico (al pasar menos sangre por un eje carotídeo, al estar éste estenosado, el flujo arterial que llega al cerebro por el otro lado no es suficiente para suplir las necesidades del cerebro; esto origina zonas de isquemia en el cerebro, que pueden sufrir un infarto). Sin embargo, ésta no es la única causa de isquemia cerebral: son también frecuentes los émbolos cerebrales originados en el corazón (por arritmias cardíacas, frecuentemente), por estenosis arteriales intracerebrales, hipertensión arterial u otros mecanismos.

Por todo esto, la detección de posibles estenosis carotídeas y su tratamiento son primordiales tanto en pacientes que han sufrido infartos cerebrales o accidentes isquémicos transitorios, como en aquellos pacientes asintomáticos con otros factores de riesgo cardiovascular o afectaciones arterioscleróticas en otros territorios del organismo. Se pueden estudiar estas arterias mediante un estudio eco-Doppler, exploración no invasiva, rápida y segura, que nos permite definir con gran exactitud la presencia de lesiones arteriales carotídeas.


f. Arteriopatía visceral (isquemia mesentérica)

Las arterias que irrigan los intestinos también se pueden afectar por la arteriosclerosis (isquemia mesentérica), ocasionando un cuadro de ángor intestinal, es decir, dolor abdominal repetido tras las comidas. Cuando éste aparece, debemos realizar un estudio detallado de la circulación abdominal y mesentérica, y en algunos casos requiere tratamientos médicos o quirúrgicos para evitar que esta afectación intestinal provoque un infarto intestinal y pérdida de parte de estos intestinos, comprometiendo la vida de la persona afecta.


g. Síndrome de Raynaud y otras enfermedades vasoespásticas

Existen muchas enfermedades de las arterias distintas a la arteriosclerosis, como aquellas que causan un espasmo o contractura de la musculatura que rodea la arteria. Habitualmente se afectan arterias de pequeño calibre, como las arterias de los dedos de las manos o los pies, y es frecuente que el frío desencadene estos espasmos arteriales. En estos casos, aparece de forma brusca frialdad y palidez en las puntas de los dedos, en muchos casos tras el contacto con agua o aire fríos, desapareciendo con el calor.

En las personas que sufren este problema (síndrome de Raynaud), se debe realizar un estudio encaminado a descartar otras enfermedades relacionadas (enfermedades arteriales proximales, enfermedades sistémicas y autoinmunes, entre otras). Una prueba que resulta de gran utilidad en este estudio es la Capilaroscopia. Es una prueba que realizamos en nuestro centro de forma rápida, segura y no invasiva, estudiando los pequeños capilares subungueales de los dedos con la ayuda de una cámara de gran aumento. Mediante ésta, podemos determinar en muchos casos si existen signos sugestivos de otras enfermedades relacionadas al síndrome de Raynaud, ayudándonos a orientar el origen de esta afección, y encaminar su diagnóstico y tratamiento.
Aneurismas arteriales o venosos

Un aneurisma es una dilatación exagerada de un vaso, habitualmente mayor de 2 o 2 veces y media su tamaño normal. Habitualmente afecta arterias de todo el cuerpo (desde la aorta torácica o abdominal, a arterias de las extremidades inferiores, viscerales o intracraneales), pero también pueden ocurrir en las venas (venoma o aneurisma venoso).

Cuando una arteria se dilata, sobretodo en el caso de la aorta o las arterias ilíacas o abdominales, aumenta la tensión de la pared arterial, aumentando el riesgo de sufrir una rotura del aneurisma. Esta es una complicación de consecuencias graves, pues se produce un sangrado abdominal importante y supone un riesgo vital para el paciente.

En otros territorios, como en los aneurismas de las piernas (aneurismas poplíteos), cuando crecen excesivamente tienden a trombosarse (es decir, formarse un coágulo en su interior). Esto impide la correcta circulación arterial a la pierna, causando un cuadro de isquemia aguda (déficit de aporte de sangre arterial a la pierna), suponiendo un riesgo para esa extremidad.

Los aneurismas se pueden deber a causas distintas, existiendo también un componente genético, pero habitualmente son una consecuencia de la aterosclerosis, es decir, debidos a un envejecimiento de las arterias por la edad, diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipemias, aumento de los niveles de colesterol, etcétera. Caso aparte son los aneurismas cerebrales, de causas distintas, y que son seguidos y tratados por neurólogos, neuroradiólogos y neurocirujanos.

Habitualmente no producen dolor ni molestia alguna, por lo que su diagnóstico acostumbra a ser de forma casual (por pruebas realizadas por otros motivos), como consecuencia de un estudio por los factores de riesgo comentados, o a familiares de otros pacientes con aneurismas.

Cuando los aneurismas superan un diámetro mínimo, según su localización, realizamos una reparación quirúrgica del mismo para evitar estas complicaciones (trombosis o rotura). Esta reparación se puede realizar mediante técnicas quirúrgicas vasculares abiertas o endovasculares.

La cirugía vascular abierta consiste en sustituir el segmento de arteria dilatada o aneurisma, por una prótesis quirúrgica en el caso de aneurismas aórticas (bypass aorto-aórtico, aorto-ilíaco, aorto-femoral, femoral) o por un segmento de vena, habitualemente la vena safena, del propio enfermo en el caso del tratamiento de aneurismas poplíteos (bypass fémoro-poplíteo, poplíteo-poplíteo, distal…). Es una cirugía más agresiva en la intervención, pero con resultados excelentes a largo plazo. Por ello, es la forma ideal de tratar algunos aneurismas.

En pacientes con otros problemas de salud (como problemas cardíacos o respiratorios, infartos de miocardio, edad avanzada), la mayor agresividad de una cirugía abierta puede suponer un riesgo mayor de la intervención. Tras una valoración individualizada de cada caso, podemos ofrecemos otra opción terapéutica: la cirugía endovascular. Ésta consiste en tratar los problemas vasculares mediante el acceso por punción arterial o mediante pequeñas incisiones inguinales, y colocando dichas prótesis por el interior de las arterias (endoprótesis aórticas, ilíacas o en las extremidades). Es una opción menos agresiva, más rápida, con menos complicaciones quirúrgicas, y que consigue una recuperación más rápida y un alta hospitalaria más precoz.

Una valoración individualizada de cada caso por nuestro médicos especializados le ayudará a diagnosticar, manejar y seguir estos problemas, y en caso de requerir una intervención, ofrecer la mejor alternativa quirúrgica para cada caso.
a. Enfermedades vasculares relacionadas con la diabetes

Las personas que sufren diabetes mellitus, tanto la tipo I como la tipo II, estan más predispuestas a sufrir una serie de enfermedades debidas a las elevadas y mantenidas cifras de azucar en sangre (arteriopatía, nefropatía, neuropatía, artropatía, pie diabético…). Por ello, estas personas requieren una atención especial, no solo vigilando y tratando el nivel de azucar, sinó también realizando una prevención de estas enfermedades. Un examen vascular exhaustivo y periódico nos permitirá diagnosticar de forma precoz la aparición de lesiones arteriales o arteriosclerosis, control del pie diabético y riesgo de úlceras en el pie, entre otros, pudiendo ajustar el tratamiento médico a cada caso, vigilando el control de los factores de riesgo, evitando la progresión de la enfermedad y la aparición de complicaciones más graves. En algunos casos, sin embargo, este tratamiento no es suficiente, y una opción quirúrgica es necesaria. Tras una primera visita, realizaremos una valoración de cada caso, ajustando las pautas a seguir y el tratamiento preventivo o terapéutico necesario.


b. Pie diabético

La diabetes es una enfermedad metabólica que produce lesiones progresivas principalmente en los nervios tanto sensitivos como autonómicos, y en las arterias. Esta afectación puede involucrar a varias partes del organismo (ojos, riñones, corazón, cerebro, etc.), aunque tiene una importante incidencia en las extremidades inferiores, y más concretamente a nivel de los pies.

El deterioro de la circulación y de la sensibilidad de los pies en los pacientes diabéticos, provoca que en muchas ocasiones se produzcan heridas de difícil solución (precisamente por esa falta de sensibilidad ante los golpes, rozaduras, calor, etc.).

El adecuado cuidado del pie diabético puede evitar o retrasar en gran parte los problemas anteriormente expuestos.

Recomendaciones para el cuidado del pie en personas con Diabetes Mellitus

1.- Higiene:
Lavado: Lave sus pies diariamente. Utilice agua templada. Compruebe la temperatura de la misma con la mano o con un termómetro. Utilice jabón neutro. Use manoplas, evitando las muy ásperas. No use cepillos. No deje los pies en el agua más de 5 minutos. Debe lavar todo el pie, sin olvidar las zonas de debajo y entre los dedos.

Secado: Seque cuidadosamente los pies mediante el contacto con una toalla suave, sin friccionar, insistiendo entre los dedos. Puede utilizar también un secador de pelo a baja temperatura.

Hidratación: Hidrate bien la piel con cremas a base de lanolina. No aplique la crema entre los dedos.

2.- Cuidado de las uñas:
Con una tijera de punta roma, corte las uñas de forma horizontal, dejando rectos los bordes. La uña, una vez cortada, debe sobresalir al menos 1 mm. por delante del pulpejo del dedo. Utilice una lima de cartón para suavizar las puntas. El mejor momento para efectuar el corte de las uñas es justamente después de la limpieza del pie. Las uñas demasiado largas o mal cortadas pueden provocar infecciones.

3.- Inspección:
Después del lavado debe examinarse cada día con atención los pies, hágalo en una habitación bien iluminada y utilice si es necesario un espejo, prestando especial atención a las lesiones entre los dedos, durezas en la planta de los pies, callosidades en los dedos, grietas, ampollas, zonas con cambio de coloración, heridas, úlceras o uñas encarnadas.

4.- Recomendaciones:
Si padece de problemas de movilidad o no tiene buena visión, no dude en pedir ayuda a un familiar para realizar diariamente el lavado, secado e hidratación del pie, la inspección del mismo y cuando sea necesario el corte de las uñas. Recuerde que nunca debe utilizar tijeras de punta, alicates de manicura, hojas de afeitar, limas metálicas, objetos cortantes, callicidas, etc. Si ha de visitar al podólogo, infórmele de que es diabético.

Cuidado con las heridas
Cuando detecte cualquier herida en sus pies debe consultar de inmediato con su médico. Es conveniente que esté vacunado contra el tétanos. El pie que presente la herida debe estar en reposo. Límpielo con agua y jabón neutro y aplique un antiséptico transparente. (Por ejemplo: Cristalmina). No utilice pomadas antibióticas sin que se las haya recetado su médico.

Calzado y vestido
Un buen calzado debe ser preferentemente de cuero, ligero, flexible, con suela antideslizante, no demasiado gruesa y sin costuras interiores. El tacón debe tener unos 2 cm. de alto para el hombre y aproximadamente 3 cm. para la mujer. Deben ser suficientemente holgados para evitar rozaduras. Cuando compre unos zapatos le recomendamos que lo haga a última hora de la tarde, momento en que los pies están más hinchados. Procure tener varios zapatos de estas características de tal forma que pueda alternarlos y permita así que se ventilen. Es conveniente lustrarlos de forma regular para que mantengan su elasticidad. Las medias y calcetines deben ser de algodón o de lana, sin costuras, no demasiado estrechos ni holgados. Debe cambiar diariamente de calcetines o medias.

Consejos generales
Camine diariamente durante una hora, mejorará su circulación. Nunca camine descalzo, ni en casa ni en la playa. No use zapatos demasiado apretados o viejos. No utilice calcetines, ligas o fajas demasiado ajustados. No fume, perjudica la circulación de sus piernas. No caliente directamente sus pies (bolsas de agua caliente, esterillas eléctricas, braseros), corre el peligro de producirse quemaduras al tener reducida la sensibilidad en los mismos. Ante cualquier problema consulte lo antes posible con su médico. No olvide acudir a las revisiones periódicas programadas con su especialista.
a. Linfedema y lipolinfedema

¿Qué es el Linfedema?
Es un edema (líquido, en este caso linfa) ocasionado por un acumulo anormal de líquidos en los tejidos debido a una mala función del sistema linfático. Habitualmente se produce en las extremidades inferiores o superiores. Se puede deber tanto a defectos congénitos (desde el nacimiento o edad temprana) como adquiridos (debidos, por ejemplo, a resección de ganglios linfáticos durante una cirugía de resección mamaria).

Es muy importante que tenga conciencia que se trata de una enfermedad que tiende a la cronicidad, es decir que, si no se trata, irá empeorando día a día hasta comprometerle su actividad normal de vida diaria. Existen una serie de tratamientos farmacológicos y compresivos que pueden ayudar a estabilizar la enfermedad, sobretodo en fases tempranas.

¿Cómo se trata?
En nuestro servicio utilizaremos varias técnicas combinadas: drenaje linfático manual, presoterapia de mercurio, Flowave y vendaje multicapa.

¿En qué consisten estas técnicas?

Drenaje linfático manual: Se trata de un tratamiento específico que consiste en movilizar la linfa mediante una serie de maniobras manuales, en las cadenas ganglionares , con el fin de drenar la linfa.

Presoterapia de mercurio: Se realiza mediante una máquina en la que se introduce la extremidad afecta, que es sometida a una ciclos de compresión-descompresión, con los que se produce una movilización de la linfa.

Flowave: Es una máquina provista de unos electrodos que se adhieren a la piel de la extremidad afecta y en diversos puntos del cuerpo que provocan las condiciones necesarias para, posteriormente, poder aplicar unos impulsos que se encargan de ayudar a drenar la linfa.

Vendaje multicapa: Son una serie de vendas y protectores de la piel que se aplican en varias capas para efectuar una compresión controlada de la extremidad.

En su domicilio, deberá seguir una serie de ejercicios gimnásticos i de recomendaciones que le facilitaremos.


b. Manejo y colocación de catéteres venosos centrales para hemodiálisis

Los pacientes que requieren tratamiento crónico mediante hemodiálisis debido a una insuficiencia renal terminal, requieren un acceso vascular de larga duración. Este acceso se puede realizar de dos modos:

- Catéteres venosos centrales: se trata de catéteres que se colocan percutáneamente por una vena profunda (habitualmente la vena yugular, subclavia o femoral), tunelizando subcutáneamente un segmento del catéter hasta su salida a la piel. Mediante este tipo de catéteres disminuimos en gran medida el riesgo de infección de los mismos, consiguiendo altas tasas de permeabilidad, y así permitiendo una diálisis efectiva y duradera. Se trata de una intervención que se realiza en quirófano bajo anestesia local y sedación, sin necesidad de hospitalización.

- Fístulas arteriovenosas: éste es el mejor método para conseguir las hemodiálisis crónicas. Consiste en la unión entre una arteria y una vena superficial, consiguiendo altos flujos en ésta, que será puncionada durante las sesiones de hemodiálisis para conseguir flujos suficientes para dializar.


c. Manejo y colocación de port-a-caths para quimioterapia

Aquellos pacientes que requieren tratamientos endovenosos crónicos (quimioterapia por procesos cancerosos o neoplásicos, vasodilatadores por enfermedades autoinmunes, distintos tipos de enfermedades hematológicas o infecciosas, o cualquier enfermedad que requiera un acceso venoso prolongado), pueden beneficiarse de un acceso venoso permanente, o port-a-cath. Se trata de un catéter de pequeño tamaño colocado de forma percutánea habitualmente por vía yugular (o cefálica, subclavia o de cualquier otro tipo de acceso venoso en casos excepcionales), y conectado a un reservorio subcutáneo (parecido a un botón que se coloca bajo la piel). De este modo, cuando se requiere infundir alguna medicación endovenosa, se puede puncionar directamente sobre este reservorio o botón bajo la piel, sin necesidad de pinchar repetidamente las venas de los brazos o manos que de otro modo pueden esclerosarse o lesionarse tras estas punciones repetidas. Se trata de una intervención quirúrgica sencilla, que puede realizarse con anestesia local y sedación, sin necesidad de ingreso hospitalario y pudiéndose utilizar desde el mismo día de su implantación.

Tras su utilización, pasado el tiempo necesario, puede retirarse el dispositivo mediante una intervención sencilla y parecida a la utilizada en la colocación, mediante anestesia local y sin necesidad de ingreso hospitalario.


d. Paragangliomas y tumores glómicos carotídeos o de otras localizaciones

Los paragangliomas y tumores glómicos representan un grupo de tumores cervicales, que en muchos casos engloban o envuelven los vasos cervicales (arteria carótida, vena yugular). Estos tumores requieren un estudio muy acurado mediante eco-Doppler, AngioTC y resonancia magnética, para definir su origen, vascularización y necesidad de tratamiento quirúrgico.